Comentario
CAPITULO II
Reflexiones sobre el viage por el cabo de Hornos,
noticia de las corrientes y vientos que son regulares en
esta travesía, de los tiempos que en ella se
experimentan y de las variaciones de la aguja que se
observan desde La Concepcion hasta la isla de
Fernando de Noroña
649 Desde que se pusieron las fragatas á hacer camino al oeste por la latitud de la isla hasta que estuvieron norte sur con ella, se navegaron 5 grados 4 minutos y medio; no obstante, todos los mas que haviamos llevado cálculo de la derrota ó punto, segun llaman los pilotos, nos considerabamos al occidente de ella pero nos hacía creer no ser cierto la variacion que se observaba en la aguja, por la qual, conocimos que las embarcaciones estaban mucho mas al oriente que lo que nosotros las congeturabamos, siendo la causa lo mucho que las corrientes tiran para aquella parte, pues, segun los varios derroteros franceses que se hallaban á bordo de la Deliberanza, todos convenian en esto, y algunos referian que, al tiempo de aterrar, se havian hallado con el navio mas de 300 leguas al oriente de lo que lo consideraban por su cálculo; con todo, yo no quise en todo el viage hacer correccion á la derrota por este particular, llevado de dos motivos: el primero, de poder conocer á lo ultimo la cantidad de que las aguas nos llevaban para aquella parte, y el segundo, de no cometer un nuevo error haciendo una correccion de aquellos que las han encontrado tan violentas, otros no han halado ningunas; esto ultimo experimentaron las mismas tres fragatas á la ida, quando entraron en la mar del sur; y segun me informó el capitan de la Deliberanza, no haviendo hecho caso de las corrientes quando passó el cabo por los 62 grados de latitud, convino bien su punto con el aterrage y á otros varios franceses ha sucedido lo mismo; por el contrario, algunos han experimentado que, creyendose en el mar del sur, segun el parage donde por su punto consideraban la embarcacion, han governado al nordeste y, no encontrando la tierra dentro de aquellos terminos regulares, llegaron á conocer que no havian passado el cabo y, volviendo la derrota para el oeste, lo han confirmado con la costa del Brasil ó de Buenos Ayres.
650 la una de la tarde, el dia 21 de mayo estabamos norte sur con la isla de Fernando de Noroña y tres quartas de legua distantes de ella por la parte del norte, y allí, segun mi cálculo, se hallaba la fragata en 29 grados 56 minutos al oriente de la Concepcion pero, arreglandose á la moderna carta francesa, corregida y hecha segun las observaciones con que los academicos de las Ciencias han determinado las longitudes de todos los parages del mundo, se halla oriental esta isla respeto de la Concepcion 42 grados 32 minutos y medio; y siendo la diferencia entre lo concluido por mi derrota y la verdadera longitud de la isla 12 grados 36 minutos y medio, es esta la cantidad de que las aguas llevaron con su insensible curso la fragata al oriente mas de lo que el impulso del viento la hacía navegar para aquella parte.
651 El dia 15 de mayo, antes que se empezara á governar al oeste, se havia hablado con la fragata la Marquesa de Antin, y su capitan dixo que aquel dia se hallaba, por su cálculo, al oriente del meridiano de la Concepcion 45 grados 19 minutos; con que, aquel se hacía mas oriental de 10 grados 44 minutos y, assi, solo tendria de diferencia, cuando llegó á la isla, cosa de dos grados, de cuya cantidad se llevaron para el este las aguas mas de lo que él havia hecho juicio. El capitan de la Deliberanza estaba el mismo dia 15 al oriente del propio meridiano de la Concepcion 39 grados 15 minutos, esto es, 4 grados 56 minutos mas que yo, y, assi, quando llegó el meridiano de la isla, se hallaria por su punta 7 grados 40 minutos mas occidental que la fragata; los demás sugetos que llevaban diario en la Deliberanza experimentaron igual variedad en sus puntos porque los de unos se acercaban al mio, y estos eran los que aquellos que no emplearon equacion en los cálculos por el efecto de las corrientes, y otros se aproximaban á el de el capitan de la Marquesa de Antin, y fueron los que no omitieron la equacion, pero todos se hallaron á el occidente de la isla al tiempo de aterrar, unos mas que otros, á proporcion de lo que se estendieron en el juicio de lo que las aguas corrian acia el oriente.
652 La diferencia que hay entre el punto que dió el capitán de la Marquesa de Antin, que fue de los que dieron mas camino á las embarcaciones acia el oriente, y el mio procede de que, haviendo conocido por las observaciones de variacion hallarse las fragatas mucho mas adelantadas de lo que por la derrota se inferia, empezó á hacer correccion en ellas, aumentando el camino para aquella parte de la cantidad que consideraba que le podian llevar las aguas, segun lo relacionaban los diarios de otros viages que tenia; pero como corriessen mas que lo que él consideró, quedó siempre su embarcacion mas á el oriente que lo que determinaba por su cálculo. El capitán del Luis Erasmo tuvo casi la misma diferencia que el de la Marquesa de Antin porque empleó la propia equacion, uno y otro fundados, como yá dixe, en la diferencia de las variaciones, que era bien sensible entre la observada y la que establecian los derroteros.
653 La mucha variedad con que se experimentan las corrientes en la navegacion por el cabo de Hornos, siendo unas veces grandes, otras no tan violentas y, en ocasiones, casi ningunas, me hace ser del sentir que no es conveniente hacer caso de ellas para corregir la derrota porque, no haviendo certidumbre de su cantidad, es exponerse á cometer un yerro voluntario; y respecto de que por las variaciones se conoce á diferencia de dos ó tres grados lo que la embarcacion se halla mas al oriente que lo que se determine por el punto y que, aunque se emplee equacion en este, nunca se puede tener á menor diferencia el conocimiento del lugar en que se halla la embarcacion, es totalmente inutil la correccion y suficiente para la seguridad, lo que se infiere por la observacion de la variacion; digo que á dos ó tres grados de diferencia se puede saber el lugar del navio porque será contingencia y no acierto de la correccion el que á el tiempo de aterrar convenga el punto con mas exactitud, pues la diferencia de un grado ó de dos en las variaciones, que es un error inevitable en ellas, puede en las longitudes producir el de tres ó quatro grados y exceder de este, segun el parage en donde se está. Todos los que se hallaban en las tres fragatas quedaron occidentales respeto de ellas, no obstante haver empleado equacion por el efecto de las corrientes, y entre unos y otros fueron las diferencias tan sensibles como se ha visto; esto provino de la misma incertidumbre de los derroteros que cada uno tenia porque, haviendo experimentado los unos mas violencias en las aguas que los otros, los que siguieron á aquellos hicieron mayor la equacion que los que se atuvieron á estos ultimos, y, assi, no pudo haver conformidad en los puntos; siendo, pues, como se ha dicho, tanta la incertidumbre de las corrientes y variando igualmente los diarios de estos viages en su cantidad, no hay mayor seguridad siguiendo á unos que á otros ni menos desacierto sería el arrimarlos todos que el servirse con ciega confianza de aquel que se tiene por mejor; por esta razon, siempre son no solamente buenos sino importantes y necessarias sus noticias para que el que hiciera aquella navegacion no ignore el curso que en ocasiones se experimenta y está advertido de la variedad que hay en él.
654 Contribuye á la poca seguridad del conocimiento verdadero de estas corrientes el haver sido aquella navegacion poco frequentada y menos, que por todas las naciones maritimas, por la nuestra, pues, aunque por los años de 1716 de este siglo passaron muchos navios franceses á aquellos mares, no fueron bastantes todos sus viages para determinar este punto y establecer los tiempos en que las corrientes son mas vivos, los en que corren con mayor lentitud y, á correspondencia de esto, arreglarlas segun las alturas por donde se hace la derrota para montar aquel cabo, lo qual pende unicamente de a grande experiencia y repeticion de viages, que son los que enteramente deciden esta dificultad; por esto mismo, conviene que los que lo executan no hagan correccion á las corrientes en su derrota porque, llevando arreglada á la verdadera medida la corredera, como lo iba la nuestra á 47 pies y un tercio, y examinadas las ampolletas del medio minuto, será corto el yerro que tendrá toda la derrota por razon del cálculo, y á una pequeña diferencia se conocerá la cantidad que se ha navegado insensiblemente por el efecto de las corrientes, sacandolo de la diferencia que se hallare al tiempo de aterrar, la qual será un passo adelantado para su conocimiento.
655 Yá que no es possible determinar por ahora ni la cantidad de las corrientes ni los tiempos de ellas, podremos, á lo menos, dar por segura una de sus circunstancias, y es que siempre que se experimentan son para el este, y no hay exemplar de haver sucedido lo contrario en ninguna ocasion, esto es, que se dirijan para la parte del oeste, á menos que se vaya muy cerca de tierra porque en su inmediacion hace el mar varias rebesas; y componiendose la Tierra del Fuego de muchas islas que forman otros tantos canales, sucede que, segun su disposicion y positura, llevan el curso las aguas, y á pequeñas distancias se ven encontradas sus corrientes.
656 En el viage que hizo Don Jorge Juan y se insertará despues, se vé que, haviendo hecho la travesía del cabo á muy poca diferencia por la misma latitud que nosotros, aunque un mes posterior, no solo experimentó otros tiempos y vientos sino que no halló corrientes algunas, cuya annotacion confirma lo mismo que se ha dicho en este particular.
657 Aunque los vientos que allí reynan sean por lo regular oestes, sudoestes y de aquellas partes, suele suceder tal vez que vienten de la del este; y assi lo experimentamos desde los 57 grados hasta los 58 y despues, volviendo á menos latitud, en tres ó quatro dias, pero no por esto dexa de ser raro, por lo que los navios que intentassen passar al mar del sur se han de atener á los noroestes, oes noroestes y á los otros intermedios hasta el sudoeste, que son en todas sazones allí los generales. A los primeros, sirviendose de su oportunidad para tomar la altura necessaria, que siempre es preciso sea de los 60 grados para arribar á fin de que, en virando de bordo con el viento sudoeste, haya mar suficiente donde llevarlo sin la contingencia de que, por escasear el viento, sea preciso al cabo de algunos dias tener que volver á aumentar la altura disminuida, faena poco ó nada agradable por lo penoso en todos tiempos de aquella nac3vegacion, assi á causa de los temporales que son comunes quanto de las mares con que hay que batallar y de lo rígido del clima, pues yá se ha visto que en lo mas fuerte del verano todo era nieve y granizo y, á correspondencia, el frio; y aunque quando estuvimos en los 58 y 58 grados huvo dias en que la mar estuvo bonancible, nunca faltó la mar de leva del sudoeste y oeste muy gruessa y levantada, lo que era de bastante incomodidad para la gente y de trabajo para las fragatas; assi, aunque no viente con excesso, siempre se alborota el mar mucho, rompe con elevadas olas, y se acrecienta el desasosiego de la embarcacion, tal vez lidiando con dos ó tres mares distintas.
658 Desde nuestra salida de la Concepcion hasta el dia 17 de febrero, que nos hallamos en 45 grados 17 minutos de latitud, convino siempre á unas diferencias muy cortas yá en defecto ó por excesso la latitud concluida por la derrota con la observada, pero desde este dia en adelante fue siempre mayor esta ultima que la primera, como se verá por la serie de las siguientes. Desde el dia 15 al 17, la latitud observada excedió á la de la derrota en 18 minutos; del 17 al 20, en 32 minutos; del 20 al 23, en 37 y medio; del 23 al 27, en 33 minutos; del 27 al 2 de marzo, en 43 minutos; del 2 de marzo al 6, en 20 minutos y medio; entonces, me consideraba al oriente de la Concepcion 12 grados 6 minutos, y era la latitud 56 grados 44 minutos; desde este parage volvieron á concordar con una pequeña diferencia, en la qual unas veces era mayor la latitud observada que la de la derrota y otras veces menor, pues del dia 6 al 7 de marzo huvo 4 minutos y medio y, á este respeto, sin exceder de 5 á 6 al cabo de 3 ó 4 dias que se passaban sin observar. Assi, parece sin duda que desde aquella altura de 45 grados y 17 minutos empezaron á correr las aguas para el sur; y, como despues que faltó la tierra, á quien seguian, se dirigieron al este, no era facil ni aun possible el poderlas conocer, pero parece no puede caber dificultad en que las huvo y que fueron violentas en esta ocasion porque todas aquellas aguas que corrian para el sur era natural que se encaminassen al este, luego que no hallaron tierras que se lo embarazassen, y mas propio esto que no el que tomassen curso acia la parte del oeste, que era por donde ventaba.
659 El dia 30 de marzo, estando en 34 grados 27 minutos de latitud austral y, por mi congetura, al oriente del meridiano de la Concepcion 32 grados 47 minutos, se volvieron á experimentar corrientes que, segun toda apariencia, se inclinaban al sueste porque siempre excedian las latitudes observadas á las que se concluian por la derrota en 10 y 11 minutos diariamente, pero desde el dia 21 de abril, que estuvimos en 25 grados 9 minutos de latitud y al oriente de la Concepcion, por mi cálculo, 36 grados 15 minutos, volvieron á estar acordes y assi permanecieron hasta que llegamos á la isla de Fernando de Noroña.
660 El conocimiento de las variaciones, como ya se apuntó, nos dió á entender desde que estabamos en el meridiano del cabo de Hornos que las aguas llevaban á las fragatas para el este por la diferencia que se encontraba entre las que se observaban y las que señalaban los derroteros de otros viages correspondientes al sitio donde nos congeturabamos, y estas mismas pueden servir de govierno para los que hicieren aquel viage; pero como no podrian ser tan utiles si las diesse arregladas á la longitud concluida por mi cálculo de la derrota, por no ser la verdadera en que se hacía la observacion, las he corregido en el modo que explicaré.
661 Assegurado yá por lo que antes queda dicho sobre las corrientes que desde los 45 grados de latitud austral empezaron á hacer efecto y que hasta la altura de 56 á 57 grados llevaron su curso para el sueste, que desde esta continuaron directamente al oeste hasta que estuvieron las embarcaciones en 34 grados 27 minutos de latitud y al oriente de la Concepcion 52 grados 47 minutos y que desde este parage volvieron al sueste y se mantuvieron assi hasta los 25 grados 9 minutos de latitud, en que me hallaba en 36 grados 15 minutos mas oriental que la Concepcion, desde cuyo sitio no huvo algunas, será necessario distribuir los 12 grados 36 minutos y medio que al fin del viage estuvo mas oriental la fragata que mi punto en todas las derrotas diarias con la proporcion que corresponde desde que se empezaron áconocer hasta que cessaron, atendiendo tambien á su cantidad en aquellos parages en que eran mas sensibles por la diferencia de latitud, y, asi, se tendrá el verdadero lugar adonde corresponde la variacion con una diferencia muy corta.
662 Como estas observaciones ó fueron hechas al tiempo de salir ó al de ponerse el sol, y la derrota diaria no se reducia hasta el medio dia, segun el methodo que se sigue regularmente en la navegacion, de aqui nace que entre la longitud determinada aquel dia y la en que estaba la embarcacion, quando se hizo la observacion para conocer la variacion, hay diferencia, y, tal vez, de un grado ó mas; por esto, he tenido cuidado, tanto en las que seguirán como en las que quedan dadas en otros libros, de determinar la longitud y la latitud para aquella hora en que se observó.
663 Para los nauticos que no ignoran las regulares precauciones de una poco frequentada navegacion, será suficiente advertir aqui que en aquella travesía se han de suponer expuestos á experimentar mares muy alborotados, golpes de viento continuos y cerrazones que es necessario velar mucho, tanto de noche como en los dias nebulosos, para evitar los yelos que, desatandose de tierra, forman unas corpulentas islas y, flotando sobre las aguas, van conducidos del viento hasta mas altura que la de 64 grados y suelen repentinamente encontrarse desde los 55 en adelante. Por lo regular, en la salida del ibierno se hallan mas cerca de tierra que en el verano; en esta sazon, empezando á desunirse de la tierra, se van poco á poco apartando de ella, y, como la continuacion del temperamento frio no les dá lugar á que se derritan totalmente, siempre existen en las latitudes de 60 grados adelante; el navio el Hector, que passó tambien con registro desde Cadiz al mar del sur, estuvo para perderse en uno de estos, y otros muchos han estado bien cerca de igual peligro.
664 Assi, por el riesgo de estos yelos como por la molestia de las rebesas que hacen las aguas, no conviene acercarse de la tierra al tiempo de montar el cabo viniendo de la mar del sur, y mucho mas porque hay algunas evientes islas que están apartadas de la costa y llegan hasta los 56 grados y mas adelante alguna cosa, las quales son en todo tiempo peligrosas, tanto por la dificultad de no poder determinar con certidumbre el parage en que se halla la embarcacion á causa de las corrientes quanto porque, siendo allí la neblina tan comun y espesa, todo el dia es noche, y esta de tanta obscuridad que no se perciben los que están á la proa por los que se hallan en la popa; para evitar, pues, tales riesgos, siempre es lo mas acertado hacer la derrota á la venida para Europa entre los 58 y 60 grados.
665 Para el viage de ida, es preciso tomar mas latitud, esto es, de los 60 á los 63 ó 64 grados, segun los vientos lo proporcionaren, y navegar al oeste 60 ó 80 leguas mas de aquello que pareciere necessario por el punto para que, en caso de haver havido corrientes, se compensen con esta distancia y no se dexe de montar el cabo y aprovechar el viage. Esta distancia, que se ha de navegar para el oeste, despues de considerarse por el cálculo de la derrota montado el cabo, se ha de proporcionar al tiempo que se huviere batallado para conseguirlo; y con respeto á los vientos que se experimentaren, haciendo un juicio prudente de uno y otro, pero en todo caso es mas acertado que el navio tenga que desandar 100 leguas al este para descubrir las costas del mar del sur, que el que le falte una para ponerse á barlovento de aquella tierra porque, para grangear esta lengua, tendrá que volver á emprender el viage tomando altura nuevamente y, para desandar aquellas, siempre encontrará vientos favorables con que hacerlo; en el capitulo donde se trata de la carta del mar del sur, me dilataré algo mas, especificando los parages de la costa en donde se han de hacer las recaladas passando el mar del sur y la precaucion que se debe tener en ello.